Los perros y los gatos pueden tener los ojos irritados por múltiples causas, que en la mayoría de los casos son de naturaleza leve y de fácil curación. La irritación ocular en nuestra mascota puede deberse, por ejemplo, a la introducción de un cuerpo extraño en el ojo, al contacto con sustancias irritantes o a una deficiente cantidad o calidad de lágrima. En muchas ocasiones la irritación está asociada a un problema de sequedad ocular.
La sequedad ocular, queratoconjuntivitis seca (QCS) en perros y gatos, puede aparecer cuando la cantidad de lágrima es escasa o bien cuando ésta se encuentra alterada.
La lágrima de estos animales tiene tres capas:
Estas tres capas se estratifican en la superficie corneal haciendo funciones de lubricación, protección y nutrición. También contienen inmunoglobulinas y enzimas, como la lisozima que protegen frente a infecciones.
La queratoconjuntivitis seca es más común en perros que en gatos. Los objetivos del tratamiento son: combatir la causa, reemplazar o restituir las lágrimas, controlar la inflamación y controlar la infección. Si el origen de la enfermedad es inmunomediado, lo que ocurre con mucha frecuencia, se recomienda el empleo de inmunosupresores.
En todos los casos es fundamental mantener los ojos de perros y gatos limpios y libres de infecciones, pues la visión es primordial en la vida de estos animales.
El uso de un limpiador ocular apropiado como Ocucan Toby y aplicar lágrimas artificiales con ácido hialurónico, como Ocucan Rufus es siempre muy conveniente. Si además, nuestros animales padecen de sequedad ocular, esta necesidad es incluso mayor, pues estos ojos son más propensos a tener infecciones bacterianas y erosiones corneales.
Tanto a los perros como a los gatos hay que cepillarles el pelo con frecuencia, independientemente de que sean de raza de pelo corto o largo.
Si son de pelo largo, el cepillado frecuente evitará la formación de enredos. Si son de pelo corto, el cepillado ayudará a retirar las sustancias que ensucian el manto.
En el caso de los gatos además, el cepillado evita que el animal se trague los pelos al lamerse, lo que podría originar la formación de una bola en el estómago que le provocaría vómitos y estreñimiento. Este fenómeno es más grave en gatos de pelo largo y puede hacer necesaria la vista al veterinario.
El signo por excelencia es la aparición de secreción mucosa o mucopurulenta acompañada de enrojecimiento conjuntival difuso, vascularización corneal superficial, infiltrados celulares corneales y queratitis pigmentaria. El diagnóstico se realiza con el test de Schirmer, imprescindible cuando hay ojo rojo con legañas. y midiendo el tiempo de ruptura de la película lagrimal.
Es fundamental diagnosticar y tratar con prontitud para conseguir un buen pronóstico.
En todos los casos es recomendable usar gotas humectantes (lágrima artificial) con ácido hialurónico como Ocucan Rufus, que contribuyen a restaurar la película lacrimal y a recuperar el daño en la superficie ocular.
La irritación en los ojos también puede ser debida a patologías más graves y en cualquier caso siempre es recomendable acudir a un veterinario para que nos recomiende qué hacer.
Los ojos llorosos pueden ser un síntoma de que la lágrima del animal no está funcionando bien.
El film lacrimal es una película cuya principal finalidad es mantener los ojos convenientemente hidratados para facilitar la visión. También tiene una función protectora frente a las agresiones externas. La lágrima se está renovando continuamente y contribuye a proteger los ojos frente al polen, polvo y cualquier otra sustancia que pueda dañarles.
El lagrimeo excesivo puede deberse a que esa función protectora se hace necesaria para eliminar un cuerpo extraño o para compensar la presencia de alguna sustancia que irrita los ojos del animal. Este mecanismo de defensa que se activa ante una agresión es a menudo insuficiente porque la capacidad de generar lágrima que tiene el perro es limitada, y por eso es conveniente aportar de manera artificial suero fisiológico con un pH, tonicidad y composición similar al que tiene su propio film lacrimal, esto es, usar un limpiador ocular como Ocucan Toby o bien lágrima artificial, como Ocucan Rufus apropiadas para este fin.
Ambos productos se envasan en condiciones estériles y contienen ácido hialurónico. No llevan sustancias irritantes y están pensados para mantener saludables los ojos de nuestra mascota y proporcionarle alivio inmediato.
Ocucan Toby y Ocucan Rufus son productos zoosanitarios, específicamente diseñados para cuidar los ojos de los perros y los gatos.
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